Oh clementísima Virgen!, que con mano piadosa repartes vida a los muertos, salud a los enfermos, luz a los ciegos, solaz a los desesperados
y consuelo a los que lloran.
y consuelo a los que lloran.
Saca de los tesoros de tu misericordia refrigerio para mi ánimo quebrantado, alegría para mi entendimiento y llamas de caridad para mi durísimo pecho.
Sé vida y salud de mi alma, dulzura y paz de mi corazón y suavidad y regocijo de mi espíritu.
Y, pues, tú eres estrella clarísima del mar, madre llena de compasión,
endereza mis pasos, defiéndeme de riesgos de enemigos, aléjame de todo mal y maldad, hasta aquella postrera y suspirada hora en la cual,
asistido de tu auxilio, enriquecido con tu gracia, vencidas las enemistades del infernal dragón, salga de este mundo para los eternos y seguros gozos de la vida bienaventurada.
endereza mis pasos, defiéndeme de riesgos de enemigos, aléjame de todo mal y maldad, hasta aquella postrera y suspirada hora en la cual,
asistido de tu auxilio, enriquecido con tu gracia, vencidas las enemistades del infernal dragón, salga de este mundo para los eternos y seguros gozos de la vida bienaventurada.
Amén.
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