¿Dónde está el Rey?
Está de pie en su trono, con los brazos tendidos al cielo que la Voz de su Padre acaba de abandonar.
Abarca el vacío.
¿Qué hace el Rey?
Saluda al pueblo reunido a sus pies en masa dislocada; unos vocean satisfechos su ira, otros su
desesperación, algunos se mofan y ríen mientras otros sollozan sin entender nada. Con los brazos
extendidos, bendice al pueblo que clama desarticuladamente, asume su discordancia, la eleva a la
altura del silencio boquiabierto de un cielo que le estruja el corazón.
¿Qué des-hace el Rey?
Desliga para siempre los lazos de sangre para que la energía del amor circule en completa libertad.
Entrega su madre al amigo y el amigo a su madre, fraterniza con el compañero de suplicio, un
ladronzuelo de poca monta. No juzga a nadie, ni siquiera a sus verdugos que sudan para darle
muerte y que no saben lo que hacen. Deja que el mundo se desangre...
¿Qué está murmurando el Rey?
Dice que tiene sed, y alguien le da a beber vinagre. Ya hace dos milenios que tratamos de
calmársela con rudezas y acritudes...
Chemin de Croix (Vía Crucis), Sylvie Germain, Ediciones Bayard, páginas 45-46.
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