lunes, 25 de mayo de 2015

Oración a la Virgen de Anfiloquio de iconio.

Virgen





Cantémosla, pues, santamente, disponiéndonos con alegría a celebrar, glorificar y engrandecer estos sacramentos incomprensibles e inefables y, empezando por la salutación celeste del ángel San Gabriel, digamos: Ave gratia plena, Dominus tecum.

Repitamos esta síntesis del ángel, diciendo:

Salve, alegría suspirada de los hombres;

salve, gloria de la Iglesia;

salve, hermoso rostro resplandeciente por divinos fulgores;

salve, venerabilísimo monumento;

salve, saludable y espiritual vellocino de oro;

salve, vestida de luz, madre del Sol sin ocaso;

salve, madre incorrupta de santidad;

salve, resplandeciente fuente de aguas vivas;

salve, sí, nueva madre, prodigio de un nuevo nacimiento;

salve, libro nuevo de Isaías, lleno de nuevas revelaciones;
fieles testigos tuyos son los ángeles y los hombres.

Dios te salve, alabastro de ungüento de santificación;

Dios te salve, oh Virgen, que compraste a buen precio el denario de la virginidad;

salve, imagen que encierras a tu propio artífice;

Dios te salve, Virgen, que con tu humanidad enamoraste a Dios y
estrechaste en tu seno al que los cielos inmensos no pueden contener.


(ANFILOQUIO DE ICONIO, Sermón de Navidad, Huber, 401-402)

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